De torturas y autodefensas…políticas.

Posted on 23:55 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez.



El asunto, no está de más decirlo, es delicado a la máxima potencia. Como es de suponerse enfrenta criterios radicales y oportunistas con el riesgo de distraer la atención de lo toral, de lo verdaderamente importante. Eso es lo que sucede con la muerte del policía de Huimanguillo Tabasco, presuntamente vinculado a casos de secuestro.
De forma obligada hay que recordar aquí que lo más importante para la humanidad es la vida y que bajo esa tónica nadie tiene derecho a ponerla en riesgo, ni para hacerse de dinero de manera ilegal, ni para encontrar culpables a los delitos de alto impacto. Aceptar lo contrario indicará que México ha suscrito en balde tratados en aras de garantizar los derechos fundamentales de unos y otros.
Que alguien se muera por tanto en un "traslado oficial" luego de un operativo policiaco sin ir herido, no suena a cosa normal, pero tampoco quiere decir que no pueda suceder. Vital resulta para calmar los ánimos y darle su lugar a la razón, demostrar las causas del fallecimiento; saber si el infarto responsable del deceso obedeció a algo inducido o no.
Sabido es que el monopolio de la investigación en su etapa inicial correspondió a la procuraduría estatal y que 72 horas después ésta declinó a ella en favor de la PGR, que en teoría no tiene porqué ocultar o minimizar cualquier exceso de las fuerzas policiales. No obstante, haber dejado pasar ese tiempo y reaccionar declinando, como se dijo, ante el descrédito de los opositores políticos y la familia afectada, parece una actitud tardía.
No puede negarse tampoco que pese al tiempo transcurrido aún podrían encontrarse indicios de lo que se presume sucedió con el extinto. La publicidad hasta donde se pueda de los resultados de la necropsia y la validación de ésta por parte de órganos como la comisión estatal de derechos humanos serán claves en pos de la credibilidad, con todo y que en el pasado reciente el organismo ha sido catalogado como un apéndice de los gobiernos en turno.
Dicho sea de paso, dudar mayoritariamente de las conclusiones de la comisión, obligaría paralelamente a cuestionar la conveniencia de mantener -como hasta ahora- a un organismo que no le significaría a la "sociedad" más que una carga al erario.
En paralelo resulta peligroso que la procuraduría polemice con otros organismos interesados sobre la presencia de la tortura en la entidad. Poco provecho se obtiene al negarla a ultranza. Da la impresión -aunque pueda no ser el objetivo- que rechazando todo, no hay interés de solucionar nada.
Es verdad también que el hecho de que haya denuncias de tortura contra la corporación judicial no significa que necesariamente el abuso se haya consumado. La cuestión estriba en que al haber aceptado recomendaciones en el pasado reciente, la PGJ tiene que explicar más allá de la CEDH ¿qué ha pasado con los responsables de los incidentes, qué penas pagaron, de qué tipo, qué rehabilitación o capacitación recibieron? si permanecen en la corporación y si no han reincidido.
Cuidado especial debe tener la sociedad preocupada por la inseguridad, su triste acompañante de los últimos años. Como se dijo ya, la vida tiene un costo máximo para la especie y poco abona a su resguardo el factor político que mezclado con oportunismo, puede pretender hacer ver con ligereza un asunto complejo. Como un asunto provocado por la ineficiencia actual, cuando primordialmente se padecen los estragos de las omisiones e irresponsabilidades del pasado. De la falta de voluntad y valor para por ejemplo, endurecer penas a quien ose atentar contra la integridad de una sociedad, más aún si pertenece a una corporación que debería protegerla.
Que nadie se confunda, los abusos, la violación a los derechos humanos son graves y condenables, pero no se debe olvidar que ese factor político presente en todos lados es el mismo que ha desprestigiado y debilitado a las instituciones, el que las ha corrompido en mayor medida y hecho por ende que padezcan de más en la irónica “guerra por la paz”. El mismo que ahora auspicia con toda la "fuerza del estado", el desarme de las autodefensas en Michoacán y deja para después el de los malos. Escena propia, del “mundo.... al revés”.

2014: Los enroques del gobierno Nuñista.

Posted on 18:32 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez. 



Cuando uno piensa en cambios, irremediablemente muestra un intención de mejorar, de componer algo, de reorientar un sentido, de "volver por sus fueros". Nadie cambia nunca buscando estar peor.
En la administración pública la tónica no es diferente. El "responsable" se inclina hacia la búsqueda de una corrección de lo que no se ha estado haciendo bien o como se desea. Se insiste, no se cambia lo que tiene a uno satisfecho. Teniendo claro esto, puede sostenerse la idea de que los cambios de inicios de año en el gabinete de Arturo Núñez, no tienen más argumento y justificación que la falta de resultados.
Claro que el folclor en un estado como Tabasco exige mayores explicaciones, tratando de despejar la duda de si alguno de los "sacrificados" fue descubierto haciendo algo irregular o raro, versión que a más de diez días del relevo parece no tener fuerza ante la falta de elementos tangibles o lo "bien cuidado" que ha sido el asunto.
Es preciso considerar también que la sacudida del gabinete nuñista buscó primordialmente favorecer los enroques, pues al final solo dos cabezas -la de Martha Patricia Jiménez y la de Eloísa Ocampo- se "desprendieron" y aunque el mismo jefe del poder ejecutivo haya matizado su acción adelantando que "permanecerán en el equipo", la realidad es que aún no hay plan definido para ambas al grado de que al interior de la administración se da por hecho que las damas se mantendrán en la "orfandad administrativa". 
La connotación política, amén de la realizada, es otra historia y resulta inevitable por la misma naturaleza del acto.
De entrada el arribo de un nuevo ojo visor -el de Lucina Tamayo a la contraloría- supone sin cegueras que el trabajo de evaluación interna de la gestión estatal deberá ser "más estricta", evitando enviar al olvido casos sonados, escandalosos por no tratarlos adecuadamente, como el del ISSET con Agapito Domínguez, el de Sergio Guerra en la PEC y el de Fernando Can. 
Observando el relevo de Ezequiel Toledo en el sector salud habría que recalar en la idea de que al final el doctor Toledo fue un hombre al que las "prioridades políticas" de sus subalternos le afectaron al grado de hacerlo sucumbir.
Y aunque para algunos era solo una cuestión de tiempo, que Juan Filigrana y Amet Ramos hayan retornado o ascendido a las "grandes ligas" es sin duda la realización de una aspiración del gobernador Núñez. Nadie más que él -ni grupo político alguno- podría haber buscado tan afanosamente los movimientos. Responsabilidad total de él, sin deslindes posibles son y seguirán siendo los aciertos y pifias que dichos funcionarios entreguen.
Que Ramos Troconis asuma por fin el protagonismo que fortuita o maliciosamente le dio la oposición al nuñismo, parece hacerle bien más que al funcionario a la administración pública, en virtud de que el "actuar tras bambalinas" del que lo responsabilizan, formalmente debería llegar a su fin. 
Que Juan Filigrana sea visto ahora como un hombre fuerte del gabinete también tiene su lectura y aunque bajo la tónica política no tendría -por ahora- nada de extraordinario, la intensa seguridad en sí mismo que ha exhibido desde su llegada al cargo, le da esa cualidad.
Y es que siendo estrictos observadores de su lenguaje, Filigrana Castro parece acercarse peligrosamente a los linderos del egocentrismo, ese que más allá de verbos conjugados en primera persona, ha hecho extraviarse a más de un "talentoso" en detrimento de quienes se suponía debían ser objeto de todos sus esfuerzos y logros. '
Por el bien del alicaído sector salud tabasqueño, resta esperar que su nuevo titular no sucumba ante sus demonios internos, que no haya que decir después "Que el conquistador se volvió esclavo de lo que conquistó, que jodiendo... se jodió".

México jodido.

Posted on 20:39 by Hugo Triano Gomez | 0 comentarios


Hugo Triano Gómez. 



Nadie debiera molestarse, pero no hay garantías. México con sus  más de 118 millones de habitantes es un país jodido, en el mejor de los casos -y vaya que no lo es- es un país distraído.
A México le pasa de todo, una y otra vez y no aprende, no cambia. Al grueso de la gente le vale, no le importa o se le olvidó cómo se ha fraguado su tragedia. No tiene idea de cómo revertir su situación y como desde hace mucho, padece conformismo crónico.
Sí, su población sufre pero cree que es parte de la vida, de su destino. Olvida que la mediocridad no puede generar calidad, no sabe muchas cosas y no quiere saber. Sigue creyendo en un régimen representativo que desde hace un buen ha dado muestras de su ineficacia, pero sobre todo de su poco interés por contribuir a resolver los problemas de quienes lo mantienen gozando de un sistema de privilegios y canonjías cada vez más escandaloso.
El Mexicano se confunde cuando encuentra la excepción de los politicastros y le exige a ese puñado de hombres, que haga lo que la mayoría tendría que estar haciendo. En otros términos, quiere que la máquina camine pero no pasar trabajos; que otros se desgasten y ellos solo gozar de los beneficios. Eso es estar jodido.
Se niega a pensar en las alternativas para evitar incomodidades, compromisos, total que de nuevo de lo que se trata es de alcanzar la "felicidad" y ya, aunque sea efímera, aunque se haya ido con las fiestas, aunque se haya evaporado.
El problema se agudiza cuando no hay a la vista opciones que hagan pensar que en el corto plazo, la situación y las actitudes de los jodidos cambiarán. Es por eso que la reciente promulgación de la reforma energética en México no arroja más que escenarios pesimistas para el grueso de su población. Que hace decir que no hay -en verdad- nada que se pueda hacer por las vías tradicionales.
No puede culparse tampoco a quienes creen que es digno dar la "batalla política" y buscar que en generaciones por venir, lo perdido, lo relacionado a la industria petrolera vuelva a ser exclusividad de los administradores nacionales, empero ello no le quita la condición de jodido a una sociedad que ha permitido que sus gobiernos desperdicien oportunidad tras oportunidad y hagan de la "administración de la abundancia" un discurso ruin. Que hayan sostenido los dichos de la improductividad de PEMEX y de que no alcanzan sus recursos para modernizarla, como pretextos fundamentales para concretar la apertura de la paraestatal al capital privado.
Olvidan quienes despliegan esas banderas que el mal destino de la renta petrolera no se decidió más que en el consenso de la partidocracia y que lo que menos interesó en todos estos años fue el desarrollo de las ciudades, el crecimiento de su gente y el cuidado de la gallina de los huevos de oro, que por sentido común cualquier otro país le habría dado.
Olvidan que todo ese mecanismo esquizoide ha hecho grande las deudas de la empresa en una proporción inversa a la del peculio de sus pseudo administradores. Que no es posible aplaudir -por haber sido parte de lo mismo- a quienes ahora dicen recurrir a los empresarios a fin de detonar el sector estratégico.
La realidad es que como antes, ahora "urge" enterarse y adaptarse a las disposiciones que tendrán efecto, en el ámbito del mexicano dedicado a la actividad. Otra actitud jodida si se piensa en que "palo dado ni Dios lo quita"-
En teoría es cierto que los capitales que se dedicarán a la exploración de yacimientos y extracción de gas requerirán mano de obra, pero no necesariamente la mexicana será la empleada. La competencia y la competitividad a la hora de los pagos de servicio, pueden jugar un papel determinante.    
Quienes hoy todo aprobaron vía fastrack cayeron en la desfachatez de aceptar como válidos argumentos ridículos como aquél de que no hacía falta discutir mucho, puesto que el asunto ha estado en la mesa desde hace 20 años.
Si bien México es líder en politicastros saltimbanqui, el dicho exhibe un nuevo episodio de insensibilidad de los que toman las decisiones unilaterales en el país, en el que no se considera ni el criterio de los expertos ni de los más jóvenes, de esos que hace dos décadas veían la primera luz, menos de los que han formado su criterio en el mismo lapso.
Lo único que importó, lo que había que imponer, es lo que pensaban desde hace algunos sexenios los Salinas, los Zedillos, los Fox y los Calderón.
En el fondo -hay que fijarse- en la reforma energética abunda la misma desfachatez y la misma insensibilidad de quienes hace 20 años mandaron al país a competir en desigualdad de condiciones con las potencias del norte con el TLC, la de quienes mandaron al matadero al México… jodido.